jueves, 21 de diciembre de 2017

CACHO Y MARÍA

Imagen de "Clarín"
Por Roberto Marra

Cacho y María eran dos personajes derivados de la dudosa creatividad de Duran Barba, el asesor supuestamente experto en comunicar las acciones de gobierno. El presidente Macri repetía, en cuanta entrevista le realizaran, los nombres de esos dos inventados representantes del “verdadero” sentir popular, que ni eran verdaderos, ni populares. Se trataba, simplemente, de poner en boca de terceros las supuestas bondades del degradante proyecto de sub-Nación que pretende construir el actual gobierno.
¿Donde estarán ahora Cacho y María? ¿Por qué no aparecieron más, relatando la realidad ficticia de cada día? ¿Será tal vez porque han logrado ascensos sociales que lo alejaron de sus pobres vecinos de barrios pobres? ¿O podrá ser que hayan viajado a Miami a comprar televisores? ¿Será que sus crecientes salarios les han permitido comprarse el “autito” que antes no podían, y se fueron a recorrer el País?
Sin embargo, antes que semejantes desvaríos fantasiosos, lo más probable es que Cacho y María no lo estén pasando tan bien como en los imaginarios encuentros con el presidente. Es mucho más seguro que sus salarios ya no les alcancen para llegar a fin de mes o, lo que es peor, que hayan perdido sus empleos. O puede que hayan que tenido que mudarse a la casa de sus padres, al no poder pagar el alquiler. Incluso sus hijos ya no podrán seguir en la escuela privada que exhibían con orgullo mediopensante.
No, Cacho y María ya no son lo que eran. La sombra de la pobreza los envolvió como a millones de iguales a los que ellos nunca creyeron pertenecer. La realidad les pegó el cachetazo económico que los despertó del sueño de mini-oligarcas subdesarrollados, afanosos denunciantes de los perjuicios de los subsidios, del impuesto a las ganancias, del derroche de “la plata de los jubilados” y del “robo de un presupuesto” de los gobernantes anteriores.
Fiera venganza la del tiempo”, dice una inmortal poesía de Discépolo. Y sí, el tiempo se está vengando por haber sido perdido por los desvíos de un camino que aseguraba, al menos, una esperanza permanente en vivir mejor cada día. Subyugados por las caricias falsas del Poder, Cacho y María se perdieron detras de la irrealidad explosiva y el encantamiento colectivo de fabulados futuros imposibles.
El presidente ya no podrá utilizar más las figuras emblemáticas de estos dos personajes. Ninguno de los falsos sueños puestos en sus bocas por el arrogante mandamás se ha cumplido. Todos los proyectos del gobierno se transforman en armas económicas de destrucción masiva. Y las armas de verdad, son utilizadas para balear a los Cachos y las Marías que despertaron de sus sueños de grandezas miserables, al calor de la protesta por un poco de dignidad.

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