martes, 15 de agosto de 2017

MENTIRA, LA VERDAD

Imagen de "Ignacio Trillo - WordPress.com"
Por Roberto Marra

Cuando la verdad molesta, cuando transforma la ilusión previa en fracaso, cuando lo que se esperaba no aparece y resulta contradictorio con lo que se trató de convercerse y convencer como seguro, aparecen, si la honestidad se deja de lado, creativas formas de evitar decir lo que en realidad sucedió.
Los procesos electorales han tenido varias veces estos aditamentos claramente antidemocráticos, con aviesas intensiones de manipular resultados y proclamar falsos ganadores. Son procesos vanos, demostradamente inútiles para tapar la realidad que luego se manifiesta con claridad.
Pero el daño ya estará hecho, porque en una sociedad mediatizada como la actual, lo que vale, antes que la verdad de las urnas, es la verdad a medias, o la mentira descarada, de los productores periodísticos de los oligopolios de la comunicación.
Cuando se terminan los conteos, cuando los papeles demuestran lo inexorable, el tiempo ya habrá borrado las expectativas dramáticas del momento del escrutinio dominguero, anulando los efectos sociales y políticos que se suceden tras los anuncios de resultados en la inmediatez de los comicios.
Ese no es un final no previsto, sino una rebuscada forma de impedir el acceso a la verdad de millones de ciudadanos. Es la vía engañosa elegida como alternativa falsa pero eficaz, a la hora de conducir al electorado a desmoralizantes esperas que terminan por desilusionar y aplacar los ánimos que las reales cifras hubieran generado.
Otra casualidad que no existe, otra demostrada farsa armada para confundir y poner en el oponente las culpas de sus propias acciones. Otra ridícula excusa para presentar al sistema electoral como responsable de sus frenos maliciosos al conocimiento de la veracidad escrutada.
Cuando no se tienen convicciones, sino solo intereses; cuando lo que importa es mantener el poder para culminar con esos “cambios” que no son otra cosa que el regreso a un pasado replicado con la perversa saña de profundizarlo; aparecen las sucias herramientas de manipulación de las decisiones soberanas del Pueblo. Buscan la perpetuidad de sus condiciones de dueños de nuestras vidas, apelando, como lo han hecho siempre a lo largo de la historia, a su arma más mortal y desmoralizante: la mentira.

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