miércoles, 26 de julio de 2017

LA ARQUITECTA DE LOS SUEÑOS

Por Roberto Marra

¿Qué hace que una persona como Evita quede para siempre en nuestra memoria? ¿Qué extraña fuerza nos empuja hacia esos recuerdos cada vez que intentamos pensar en algo libre, bello y justo? ¿Cual será la naturaleza de esa atracción inexorable para obligarnos a pasar por el corazón cada una de sus palabras y, desde allí, elaborar nuestros pensamientos?
Tal vez la pasión sea una buena respuesta. O tal vez la razón encontrada en cada una de sus sentencias. Puede que se trate de sus gestos, suaves y tiernos con los débiles y rabiosamente duros con los altaneros engreídos del Poder. A lo mejor se trata solo de su sonrisa, fuente del amor de millones y receptora del odio de otros tantos.
No se le hizo difícil penetrar las conciencias de los abandonados, los desposeídos, los desnutridos, los eternos “nadies” de la sociedad. Lo real es que, después de décadas de ausencia, continúa ejerciendo su mandato sobre los herederos de aquellos que descubrieron, por su acción, que eran también hombres y mujeres dignos de ser respetados.
Pasó por la vida como un huracán de benevolencia, arrasando injusticias y enfrentando montañas de miserias arraigadas por una historia mal contada para ocultar la verdadera. Devastó falacias y mendacidades que los poderosos utilizan siempre como armas silenciosas contra los pueblos. Y solo calmó sus fuerzas ante las sonrisas de los pibes que soñaba como sus propios hijos.
Construyó un mundo breve pero eterno. Marcó caminos y transitó por ellos. Señaló falencias y generó respuestas. Disparó verdades que atravesaron los muros mediáticos de los enemigos de una Nación que comprendió como solo puede hacerlo quien pone su corazón al servicio de la razón.
Se convirtió en abanderada, dirigente, líder y, por sobre todo, arquitecta definitiva de un edificio siempre inacabado, que millones de apasionados albañiles estarán dispuestos a continuar, poniendo ladrillos de esperanza sobre la argamasa de la dolorosa realidad, esa que Evita enseñó a enfrentar siempre con la mirada en los otros, que también son la Patria.

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