domingo, 26 de febrero de 2017

LA CONSTRUCCIÓN DE PARADIGMAS Y LOS ROMPEHUELGAS

Imagen de ANRed
Por Alfredo Iluminatti

Este tema de los maestros, sus huelgas y los “solidarios” oferentes para sus reemplazos, nos pone a pensar que devela un problema mucho más grave y que tiene origen en los paradigmas sociales, en los modelos a seguir que se impulsan desde lo más alto.
Se cuenta que allá por los '60, Aníbal Troilo buscó al gran cantor sureño Oscar Del Cerro para que integre su orquesta, propuesta que fue rechazada por el cantor, para el asombro del mismo Troilo, el ambiente musical de la época y los amigos en común. Se dice también que Del Cerro habló largamente con el bandoneonista para explicar los motivos de su increíble determinación (recordemos que cantar con Troilo era, para cualquier cantor de aquellos años, lo más parecido a la gloria y un pasaje seguro a la perduración artística), que pensaba que la orquesta "era demasiado para él" que "Usted maestro, lo tuvo a Marino, a Floreal, a Rivero, y ese es un traje demasiado grande para mí". Troilo le habló de la admiración que sentía por él, pero el cantor finalmente declinó la oferta y los admiradores de Troilo y Del Cerro nos perdimos la posibilidad de escucharlos juntos.
Quizás haya sido un caso de humildad extrema o de actitud medrosa ante una oportunidad de tal envergadura, o tal vez -y podemos conjeturar que por ahí pudo venir la mano- de la conciencia exacta que tenía Del Cerro sobre lo que significaba tomar una vacante que tan superlativos cantores habían ocupado. Claro que no lo sabemos, ni podemos emitir juicio certero, pero parece un claro ejemplo del valor que se le daba a los paradigmas y a la exacta medida de los lugares que ocupamos o estamos capacitados para ocupar.
Trasladando la anécdota a este tiempo, se puede inferir que el valor del paradigma como "ejemplo a seguir" sigue existiendo. Lo que definitivamente ha cambiado es la calidad y contenido de los modelos que se siguen. Es decir, cuando la máxima dignidad de la Nación la ocupa un “vivo de tienda”, un “chorito” audaz que no puede articular dos frases seguidas sin que se las dicten, no es de extrañar que algunos ciudadanos crean que pueden sustituir el trabajo formador de un docente. Que porque se saben las tablas o leyeron algún librito de historia pueden reemplazar a una persona que se ha preparado durante años, para la difícil tarea de transmitir conocimientos, para aquello que Aristóteles consideraba la "tarea suma entre todas las tareas" (de allí que en su antigua etimología, maestro venga de "Magister", que significa "El que es más, el que puede dar"). Así, mientras más rasos y deteriorados sean los paradigmas de un modelo social, peores serán sus admiradores y más fatales los resultados.
Tal vez ahí está la gran batalla cultural que se sigue perdiendo y el territorio a reconquistar, porque el ejemplo de lo ocurrido con los "rompehuelgas" tiene un carácter simbólico demasiado importante como para reducirlo al ámbito de una lucha gremial. Es mucho, muchísimo más que eso. Es la estrategia de una clase que quiere recuperar la supremacía sobre la ilustración y el conocimiento, para que no cualquier “negrito” pueda llegar a la universidad o hablar de historia con sentido crítico. De eso quizás se trate, del retorno del Billiken, en formato nacional.

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